Mitos
más populares
Mito 1: “Los hombres
alcanzan la cima sexual a los 18, mientras que las mujeres a los 28 años”
Verdadero. Al menos en lo referido a la cantidad de
hormonas sexuales. La testosterona llega a su punto máximo en los hombres a los
18; el estrógeno en las mujeres llega al tope durante la mitad de sus 20 años.
“Pero que haya mayor cantidad de hormonas no tiene nada que ver con el
desempeño sexual” dice Marc Goldstein, profesor de medicina reproductiva y
urología en el Cornell University’s Weill Medical College (EE.UU.) Así que
siéntete en libertad de tratar de conseguir tu mejor marca a cualquier edad.
Mito 2: “El semen es bajo en
carbohidratos”
Falso. “El semen es mayormente fructosa y enzimas” dice Goldstein. He allí la explicación de que no exista la Dieta del Sexo Oral.
Mito 3: “La masturbación
provoca orgasmos más potentes”
Verdadero. Pero no es una regla de aplicación exacta. “Depende de cada individuo” dice Jon L. Pryor, profesor de cirugía urológica en la Universidad de Minnesota (EE.UU.) “Para algunos sí, pero para otros, no hay nada mejor que un orgasmo durante el coito”.
Falso. Relájate, chiquitín. El pene erecto promedio mide entre 13 y 15
cm.
Mito 5: “Ningún pene es demasiado grande o
demasiado pequeño para cualquier vagina”
Verdadero. Pero es la percepción la que al final gana la competencia. “Estaba una vez en una cena con otros siete especialistas, seis hombres y una mujer” dice el Dr. Pryor. “Todos los hombres estaban de acuerdo en que el tamaño no importaba. La mujer nos miró y dijo ‘piensen lo que quieran, el tamaño sí importa‘. Nos dejó abatidos”.
Falso. Tú mismo te pones caliente. “No hay evidencia científica de que los mariscos incrementen el líbido” dice el Dr. Pryor. “Pero puede haber un efecto placebo, así que si funciona de esa manera, ¡excelente!”.
Mito 7 “Amante perfecto”
El mito que señala que un hombre debe considerarse un
amante ‘A+' al provocarle orgasmos múltiples a su pareja es falso. La realidad
es que es muy poco probable eso en las mujeres y si lo llega a experimentar, se
debe a una condición muy particular de la mujer que no tiene que ver con lo que
le esté practicando el hombre.